Niña hilandera de Taquile
“Pero Jesús dijo: Dejad que los niños vengan a mi, y no se los impidáis, …” Mateo 19:14. 
Esta es una de las frases que más ha resonado y lo sigue haciendo a lo largo de mi vida. Pues los niños son esa luz destellante que te invita a sonreír. 
Los niños son el reflejo del niño interior que habita en ti. Ellos son amor, candor, risas, espontaneidad, solidaridad, bienvenida, empatía, #creatividad, inteligencia, vivacidad, honestidad, #talento y más.
Vivas donde vivas, vayas donde vayas, seas de donde seas, los niños son iguales en todo el mundo. Ellos te enseñan la igualdad humana, sin diferencias, sin color, sin contrastes, solo te muestran a través de su mirada, el amor universal que habita en todos nosotros, en el mundo entero y en el universo. 
Esta pintura fue inspirada en uno de mis viajes a la isla de Taquile, en Puno-Perú en el 2005.
Esta niña sentada en una roca, en el camino de tierra subiendo la pendiente de la isla, me regalaba esa sonrisa de bienvenida y me mostraba su habilidad en el hilado de lana de oveja, pues en aquella comunidad, las mujeres hilan y los hombres tejen. 
Me inspiré en los colores simbólicos de la virgen (símbolo de la madre en varias culturas religiosas) para retratarla como en la época del renacimiento. El color azul es símbolo del elemento aire y la sabiduría, que trae la calma y paz al espíritu, y el rojo es alegoría a la sangre, el fuego y el sol, símbolo del amor divino universal. 
Con todo lo expuesto:
¿Cómo celebrar, amar y cuidar a los niños? Empezando por ti.

NIÑA HILANDERA DE TAQUILE
Técnica: pintura al óleo sobre canvas. 
Medidas: 50 x 70 cm.
Año: 2005. (Colección privada)
 


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